¿Alguna vez te pusiste a pensar en la cantidad de veces que salís en fotos de extranjeros sin darte cuenta? ¿Y en las veces en que hiciste de fotógrafo y tu foto fue a parar a un cuadro? ¿O cómo una recomendación tuya pudo haberle cambiado la experiencia a alguien?
Ayer recibí la Navidad en Aeroparque y me puse a pensar en todas esas cosas que en mi vida son tan frecuentes y a las que nunca les presto atención. A mí me pagan por dar indicaciones, al menos eso es lo que se espera de alguien que trabaja en Informes, pero muchas veces en mi trabajo hago un poco más que decir «próximo hall, mano derecha«.
Acá ayudo a la gente a llegar a su avión y, por ende, a cumplir sueños. Acompaño a personas con dificultades motrices a trasladarse dentro del aeropuerto. Recomiendo a turistas qué cosas pueden ver en la ciudad por un par de horas. Asisto en los distintos problemas que pueda llegar a tener el usuario y trato de que, en la medida de mi alcance, puedan tener una buena experiencia.
Cuando trabajas en Informes parece que en la vida cotidiana todo el mundo te ve cara de personaquesabedóndeestáparada, porque aunque no lo creas cuando voy caminando por la calle es muy normal que me pare gente para preguntarme cómo llegar a tal lado o si les puedo sacar una foto. Vivir en el medio de la vorágine turística es clave para que mi vida consista en indicar, pero no me molesta, me hace sentir bien.
A veces me ofusco, no te voy a mentir, pero la verdad es que me gusta saber que gracias a mí una persona pudo disfrutar de algo interesante, o que llegó a ese lugar al que quería y no estaba encontrando. Ser artista es querer llegar a la gente de alguna forma, y creo que un poco de eso hay también en informar. Nosotros, sin pensarlo, llegamos a la vida de las personas a las que asistimos, y si les damos un plus seguramente se acordarán de nosotros con una sonrisa.
Espero seguir viendo así a mi trabajo, como una forma de hacer arte a mi manera y que me permite llegar a la gente. Quizás no esté trabajando de mi vocación, pero sí puedo ponerle mi vocación a lo que hago.
¡Feliz Navidad para vos que estás del otro lado! Y ojalá que también puedas encontrarle la vuelta a eso que te da de comer 🙂