Pasó poco más de un mes de la última vez que escribí, y creeme que si no pasé por este espacio no fue por falta de ganas sino de tiempo. Sin desmerecer a Halloween, mi octubre fue un mes ¡de terror!
En el post anterior conté un poco cómo estamos con mi familia con el tema de mis abuelos, y este mes fue tremendo porque mi abuela se cayó, se golpeó (por suerte no se quebró nada, es de hierro la nona) y quedó un poco mal. No sólo por los golpes, porque le quedó doliendo bastante todo el lado derecho, sino porque al no tomar mucha agua se deshidrató y terminó internada luego de haber pasado algunas noches delirando.
Lo primero que pasó fue un tremendo susto por parte de mi abuelo, fue una ambulancia a casa y los médicos tan copados le dijeron de una a mi abuelo «este es el principio del fin, váyase despidiendo porque así empiezan«. ¡Imaginate mi abuelo y mi mamá cómo estaban! Pasaron dos días y volvió a delirar, así que la llevaron al hospital y la internaron unos días. Días en los que mi mamá pensó que mi abuela la quedaba porque estaba muy débil, sin ánimos, no colaboraba para que la movieran (se pone muy dura porque le da miedo caerse), no quería tomar agua, en fin, inmanejable.
Como mi abuela estaba tan mal con mi hermano resolvimos viajar, él se pidió días en el trabajo y yo pedí por favor si me dejaban ir a casa y me dejaron, así que primero llegó él y al rato llegué yo. Pues bien, en el hospital trabaja mi mejor amiga como enfermera y ella estaba renegando con mi abuela hasta que llegó mi hermano. ¿Podés creer que mi abuela cambió totalmente de actitud al verlo? Le mejoró el color, cambió sus ánimos, se puso más jodona, incluso le hacía chistes a mi amiga.
Así que en cuestión de días, entre mi hermano y yo la sacamos adelante, le inyectamos fuerzas, amor y ganas, tanto a ella como a mi abuelo, y de a poco salieron adelante. Mi mamá agradecida de tenernos cerca ayudando, mi papá mimándonos a todos, y mis abuelos contentos por tener a la familia reunida otra vez y a sus nietos cerca.
Es increíble el poder del amor, de la familia, de la unión. Mi abuela al ver a mi hermano se iluminó, yo no la vi antes pero todos los que la vieron nos dijeron que cambió 180°, así que lo bautizamos «San Jorgito» a mi hermano por haber hecho un milagro, pero la realidad es que él siempre fue el favorito de mi abuela y verlo siempre le hace bien. Cuando fui yo le di ánimos también a mi abuelo (yo soy su favorita jajaja) así que entre los dos los contentamos y ayudamos a que mi mamá no esté tan sola con todo.
Es difícil estar lejos en momentos así, por eso con mi hermano resolvimos tratar de ir de visita más seguido para que ellos no sientan tanto nuestra ausencia. Quizás hay algo de eso en el deterioro de mis abuelos, necesitan saber que cuentan con nosotros, que no nos fuimos del todo, que tanto nosotros como Benja estamos cerca. Es la fuerza del amor lo que mantiene viva a la gente, a pesar de que cada día aumente más el odio por cuestiones que no valen la pena. Por eso, después de esto que pasó estoy más convencida de que el amor todo lo puede.
¡Muchos ánimos! 🙂 y es cierto… el amor todo lo puede ❤
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Ayita, conmovedor totalmente y qué fuerte es tu abuela! Estoy indignadísima con el animal que le dijo semejante cosa a tu abuelo! Es para denunciarlo al SAME o empresa de ambulancias para la que trabaja! Una persona que tiene ese trabajo tiene que tener mucho tacto y empatía. Besos para todos.
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