Desde que volví de Londres en junio de 2014 supe que quería ir otra vez. No sabía cuándo, no sabía cómo, pero estaba decidida a volver porque me había quedado fascinada con la ciudad. Así que cuando tuve la oportunidad no lo dudé ni un segundo y partí, pero esta vez con una amiga. ¿Cómo volví? Llena de historias.
Cada vez que me preguntaban adónde me iba a ir de vacaciones, yo respondía orgullosa e incrédula «Londres, 15 días». La respuesta del 99% de la gente fue «¡¡¡¿TODOS ESOS DÍAS EN LONDRES?!!! ¡¿NO VAS A RECORRER MÁS NADA?!». No sé cuál es la necesidad de querer abarcar toda Europa en 15 días, con esos tours en los que estás 2 días en cada ciudad y te sacas fotos con todos los edificios pero cuando llegas a tu casa no sabés en dónde era. Fueron 15 maravillosos días en Londres que nos quedaron cortos, muy cortos, y menos mal que no fuimos a muchos lugares más.
Cuando ves un mapa te parece que todo queda cerca, que estás a nada de cada lugar, y aunque es probable que llegues rápido a todos lados gracias al subte, la realidad es que Londres es impresionantemente grande y cada rincón de la ciudad tiene algo para ofrecer o, mejor, para descubrir. El circuito tradicional que se encuentra en el Southbank e inmediaciones es sólo una cuarta parte de todo lo que podes ver, porque un lugar que está desde la época de los romanos no puede ser poca cosa.

Nos despertábamos todos los días alrededor de las 7 y nos íbamos a acostar pasada la medianoche. Caminamos tanto que llegó un momento en el que las piernas iban solas, subimos tantas escaleras que en estos momentos estoy en modo llanura, comimos más sano que acá aunque casi todos los días vivimos a sándwich y frutas, hicimos vida de turistas pero ya nos sentíamos parte, nos sorprendimos más veces de las esperadas y nos enamoramos a cada paso del «uniforme» de los locales.
Los viajes en tren fueron toda una aventura. Abarcamos Windsor y Hampton Court en un día sin pasar por Waterloo Station y descubrimos la maravillosa ciudad de Surbiton. Nos perdimos, nos encontramos, nos divertimos, nos descompusimos de la risa más de una vez, disfrutamos del sol, desmitificamos el clima inglés, tomamos cerveza y nunca supimos cuál, convivimos con un Fairy Godmother, sacamos fotos a rabiar. ¿Ya dije que subimos muchas escaleras? ¿Y que caminamos un montón? Ah, bueno.
Recorrimos castillos, palacios, museos, teatros, casas, parques. Vimos la ciudad a pie, en bus turístico y en bote. Nos separamos e hicimos actividades muy interesantes: un día Lu se encontró con sus amados pre-rafaelitas en la Tate Britain y el otro yo me puse a cantar canciones de Bowie en Brixton con un músico profesional. Fuimos al teatro varias veces, nos emocionamos, nos encontramos con amigos, charlamos, debatimos, compartimos y, obviamente, comimos. También compramos libros y té, no vamos a negar nuestra naturaleza.

Londres es toda linda. Bueno, no sé si toda, pero los lugares que a mí me interesan lo son y me han quedado muchas cosas en el tintero por descubrir. En 15 días hicimos mucho pero nos faltó así que tenemos que volver para seguir caminando, porque Londres es como el público de la Chiqui: siempre se renueva.
Iré subiendo distintos posts sobre este nuevo viaje porque voy a estar muy densa por bastante tiempo, porque se me canta, y porque si lo mantengo vivo el viaje nunca termina. Espero que te sumes a esta sesión de «aceptar nunca, superar jamás» que comienza ahora en el blog 🙂
I’m in!
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Wiiii!!!!
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Qué lindo e interesante tu relato!
Ahora a esperar la continuación.
Cuánto amor por la ciudad!
Muy de acuerdo contigo que más vale conocer bien una ciudad que muchas a medias.
Abrazs desde Cali, Colombia
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Gracias por comentar y bienvenida!!!
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Espero ansiosa los próximos posts! Yo estuve cinco días (a pleno sol, totalmente un mito el clima de Londres!) y muero por volver porque el tiempo no me alcanzó para nada y no disfruté como hubiera querido.
Saludos!
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