Resulta que el pasado 28 de abril cumplí años. Veintiséis años. Suena raro decirlo, escribirlo, pensarlo, pero sí, ya pasé el cuarto de siglo y estoy más cerca de los 30 que de los 20. Y como cada año desde hace 6, para mí el cambio de edad es todo un tema.
No es que me crea más vieja, no va por ese lado, sino porque me pongo a reflexionar sobre las cosas que hago, las decisiones que tomo, si hice las cosas bien, si mi vida es lo que quería o lo que alguna vez soñé. Algunas respuestas (la mayoría por suerte) son positivas, pero hay otras que me dejan pensando.
No sé qué pensaba el año pasado, aunque sí recuerdo que fue una reflexión importante dado el número tan trascendental (?) de la edad que cumplía. Lo que pienso ahora es que así estoy bien, trabajo de algo que me gusta, estudio algo que me apasiona, mi familia me apoya y mis amigos son los mejores que podría tener, así que ¿qué más pedir?
Y sí, voy a pedir algo más. Deseo concentración para leer todos los libros que tengo pendientes, deseo paciencia para afrontar las cosas que no puedo cambiar, deseo constancia para escribir como lo hago hasta ahora, deseo serenidad para aguantar las cosas que me sacan de mis casillas, deseo más salidas al teatro y más conciertos con pogo. Deseo más cenas y tardes de mates con amigos. Deseo más viajes, más disfrute, más aprendizaje, más alegría. Deseo paz, para mí y para todos.
Lo más importante de esto es que regreso al blog, me da pena que el pobre haya estado tan abandonado todo este tiempo. Me hacía bien escribir acá, no entiendo por qué dejé de hacerlo, aunque al menos puedo estar tranquila de que nunca dejé de escribir. Por lo que volveré a este espacio, en la medida que el tiempo me lo permita, para revivir la llama del amor con el mundo blogueril (?).
Gracias por leer, gracias por los buenos deseos, GRACIAS.