Estas semanas que pasaron me tuvieron en una montaña rusa de emociones: por un lado estuve triste por la inminente posibilidad de perder a Apolo (mi perro) y por otro estuve (y estoy) muy feliz por finalmente haber encontrado lo que me apasiona hacer todos los días de mi vida.
Es increíble cómo el ánimo te mejora cuando encontrás eso que te mantiene vivo, que te da ganas de seguir luchando y sacrificándote porque el objetivo final te hincha el cuerpo de alegría, y sabés que eso por lo que tanto estás trabajando vale la pena por el simple hecho de hacerte feliz.
Nunca pensé que una carrera me podría cambiar tanto la vida, y es que con Relaciones Públicas jamás me pasó de decir «¡la pucha que quiero trabajar de esto hasta que me muera!» como sí me pasa con Artes Escénicas. La verdad que no me veo detrás de un mostrador/escritorio por mucho tiempo, y eso me llena de incertidumbre porque no sé cómo salir pero sé que quiero hacerlo.
Así que mientras trato de descifrar las cosas que aún no tienen respuesta, agradezco haber encontrado esta posibilidad de reencontrarme con mi vocación, agradezco tener la familia que tengo porque me apoyan en todo y los siento muy fuertes conteniendo mis emociones y soportando que les cuente cosas que quizás no entienden, agradezco por mis amigos que se alegran de mis logros y me ayudan cuando estoy medio decaída, agradezco los maravillosos compañeros de universidad porque sin ellos no sé si esto sería igual de placentero.
Agradezco poder, de a poco, ir tachando pendientes de la lista. Soy joven, tengo 23 años y hago muchas cosas que a los 15 ni me hubiera imaginado que iba a hacer, empezando porque jamás se me planteó la idea de hacer una segunda carrera y acá estoy, contenta como perro con dos colas.
Agradecer por todo lo bueno y lo malo que tengo o me pasa porque me hace ser consciente de que nada viene de arriba, que para todo es necesario alguien que te apoye y contenga, y que en ese sentido soy muy muy MUY afortunada por la vida que tengo, porque la familia y los amigos que me acompañan no los tiene la persona más millonaria del mundo, y eso prueba que yo así, remándola todos los días, soy más rica que muchos de los que nadan en dinero.
Y hoy agradezco por eso 😉