Esta semana varias cosas se han dado:
A eso le sumamos que mantengo mi departamento limpio y ordenado, la planta aún no murió (aunque está agonizando pobrecita), y la agenda sigue cumpliendo su función sin haber quedado obsoleta al tercer mes.
Me siento muy orgullosa de esta nueva Aya que está saliendo a la luz, más madura, más sabia, más parecida a esa que dejé atrás hace unos años por enfrascarme sólo en el trabajo y no tanto en lo que a mí realmente me gusta hacer.
Seguir tu vocación y hacer lo que te gusta siempre te impulsa a hacer las cosas bien. Hace un par de semanas me descubrieron un problema hormonal hereditario que de no haber sido por esta carrera nunca le habría hecho caso a mi mamá para que fuera al médico, y ahora tomé consciencia de que me tengo que cuidar no sólo por una cuestión estética sino por mi futuro profesional.
Así que a darle para adelante, que después de 21 días se crean los hábitos y si me acostumbro, para diciembre puede salir algo MUY bueno 😉