De viajes y otras yerbas

traveler

Viajar… 

…a mí me encanta viajar. Adónde sea. Como sea. Con quien sea. Preferentemente sola.

Descubrir…

…adoro explorar lugares. Me gusta mucho conocer gente nueva. Me enriquecen las distintas culturas que descubro.

Libertad…

…disfruto inmensamente de la libertad que me provocan los viajes, como si pudiera volar sin desplegar las alas.

Y así es como me siento cada vez que tengo un viaje programado. Etérea. Como si el hecho de saber que pronto me voy a subir a un avión me acelerara el pulso. Me da miedo, pero sé que el destino lo merece.

No sé si la gente que viaja seguido siente lo mismo que yo o la costumbre lo vuelve más una rutina sin importancia, pero para los que viajamos sólo una vez al año es todo un acontecimiento. Mis viajes a casa no entran en el concepto de viaje al que me estoy refiriendo, porque vuelvo a casa y disfruto de mi familia y amigos pero no descubro nada más allá del goce de estar con quienes quiero.

Para mí viajar es explorar. Como siempre tengo el pelo corto suelen decirme «Dora la exploradora» y cuando viajo me siento así. Mapa en mano, cámara lista y mochila equipada, salgo a descubrir lo que la ciudad/pueblo/naturaleza tengan para ofrecer. Y me entretengo viendo los carteles, sacando fotos, respirando aire nuevo.

A veces simplemente me quedo parada y siento lo que el lugar me provoca. Como cuando me quedé media hora sentada mirando el lago Nahuel Huapi en mi última visita a Bariloche. Me invadieron recuerdos, la ciudad no era la misma que había conocido a mis 17. Yo tampoco era la misma. En aquel viaje no paramos un segundo, ahora yo estaba ahí quieta, mirando.

Viajar sola me permite no sólo descubrir un nuevo lugar sino conocerme a mí misma. En cada experiencia encuentro algo nuevo que me sorprende, una capacidad distinta, alguna habilidad adquirida, o simplemente la reafirmación de mi capacidad de hablar con desconocidos.

Es algo que siempre me llama la atención. Tengo mucha vergüenza (aunque no me creas) pero cuando necesito entrar en contacto con la comunidad porque me siento muy sola soy capaz de hablar con cualquiera. En español, en inglés, en italiano, incluso en portugués. No siempre hablo perfecto, pero me hago entender, y esa capacidad me llena de orgullo.

Orgullo porque sé que de algo soy capaz. Que independientemente de estar definida como argentina pude comunicarme con ingleses, franceses, italianos, canadienses, brasileños, belgas, estadounidenses, alemanes, chilenos, mexicanos, españoles, vascos. Y las culturas en vez de separarnos nos enriquecieron, porque todos aprendimos algo del otro, porque las decisiones políticas de cada país no influyeron en nuestras conversaciones.

Por eso me gusta viajar. Me permite confiar en que podemos tener un mundo mejor, creer que es posible convivir. Que no son necesarias las guerras y que todo podría solucionarse mejor si tan sólo los que tienen el poder pudieran dialogar al igual que lo hacemos los ciudadanos comunes. Hoy en día las luchas de poder son tan grandes que los presidentes están ciegos, sordos, mudos.

La gente que viaja, que descubre, que explora, que se empapa de otras culturas, que dialoga, que trata de comunicarse aunque sea con señas, es la gente que este mundo necesita.

No debería ser tan caro viajar, o no debería ser tan alto el precio por querer hacerlo.

Lo que nos queda a los que no viajamos tan seguido es buscar formas de descubrir y explorar nuestra propia ciudad. Salir, con o sin cámara, a deslumbrarnos con algo nuevo. Yo vivo, ahora, en una ciudad enorme que me permite ir de barrio en barrio a conocer cosas nuevas. Tengo mis clásicos pero siempre está bueno salir de «lo de siempre». ¿El peligro? Está en todos lados. La única forma de escaparnos es con una buena lista de canciones y muchas ganas de caminar.

La música es importante. Nunca dejes de escuchar música autóctona del lugar en el que estás. Ella te transporta y vuelve a un lugar más mágico de lo que es. Pensá que las películas no serían lo mismo si no tuvieran una buena banda sonora, en la vida es igual.

Así que te invito a que salgas y disfrutes de lo que tenes alrededor. Si podes irte más lejos hacelo, que no te de miedo lo caro que puede llegar a ser. Los viajes son inversiones, lo que aprendés es invaluable porque las experiencias valen más que ese nuevo celular última generación. Haceme caso: viajá.

Te abre la cabeza, te vuelve más tolerante, te transforma en una mejor persona. El mundo no será el mismo que creías una vez que lo conozcas.

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3 respuestas a “De viajes y otras yerbas”

  1. Ayita me gusta leerte, es tan enriquecedor viajar! y es como decis vos, no deberia ser tan costoso, de todos modos, es mejor viajar que comprarse la ultima pilcha o el ultimo celu… porque lo que te da un viaje, conocer, no te lo da nada! brava!! a donde vas??? me dejas con la intriga!! buon viaggio!!

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  2. Ahh me encanta ese grupo lo escucho casi todos los dias!!

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  3. Es como decís, Ayita. Es una emoción permanente. Con los años y con tantos viajes al año que hago, lo que me hincha un poco es pensar en el tiempo que me lleva hacer un bolso, pensarlo y tenerlo listo. Que por ahí no es mucho pero igual lleva su tiempo. Yo he viajado sola o no sola, si tenía novio viajaba con él, si estaba sola, conmigo! Y siempre es una experiencia agradable!

    Me encanta que seas aventurera! Muy bien!

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